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    Lupus Eritematoso Sistémico

    2025-05-12T12:15:12.635Z Centro Medico Siglo 21

    El Lupus Eritematoso Sistémico es una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunológico, que normalmente protege al cuerpo de infecciones, ataca por error los tejidos sanos, provocando inflamación y daño en diversos órganos y sistemas del cuerpo. Puede afectar la piel, las articulaciones, los riñones, el sistema nervioso, la sangre y otros órganos, haciendo que su manifestación clínica sea diversa y, en muchos casos, compleja de identificar en etapas tempranas.



    Esta enfermedad es más frecuente en mujeres que en hombres, con una proporción estimada de 9 mujeres por cada hombre afectado. Suele diagnosticarse entre los 15 y 45 años de edad, aunque un 20% de los casos se detecta durante la infancia o adolescencia, lo cual puede dificultar aún más el abordaje, ya que sus síntomas muchas veces se confunden con otros trastornos.




    Las manifestaciones clínicas del lupus son sumamente variables. Algunas personas pueden presentar síntomas generales e inespecíficos, como fatiga persistente, niebla mental (dificultad para concentrarse o pensar con claridad), fiebre sin causa aparente, pérdida de peso o malestar general. Sin embargo, también puede haber compromiso directo de distintos órganos y sistemas, manifestándose de las siguientes formas:


    1. Piel: Aparición de úlceras orales, pérdida excesiva de cabello (alopecia) y erupciones en forma de mariposa en el rostro (rash malar), especialmente tras la exposición al sol.

    2. Articulaciones: Dolor e inflamación en múltiples articulaciones, conocido como artritis, sin daño permanente en los huesos.

    3. Sistema nervioso: Síntomas neurológicos que pueden incluir delirio, psicosis, convulsiones o incluso accidentes cerebrovasculares.

    4. Membranas serosas: Inflamación de las membranas que recubren órganos como el corazón y los pulmones, provocando derrames pleurales o pericárdicos.

    5. Sistema hematológico: Alteraciones en la sangre como leucopenia (disminución de glóbulos blancos), trombocitopenia (baja de plaquetas) o anemia hemolítica autoinmune, en la que el cuerpo destruye sus propios glóbulos rojos.

    6. Riñones: Afectación renal significativa, con presencia de proteinuria (pérdida de proteínas en la orina), hematuria (sangre en la orina) y otros signos de lupus nefritis, que puede requerir tratamiento agresivo si no se detecta a tiempo.


    Para establecer el diagnóstico, se requiere una evaluación clínica detallada junto con una amplia gama de estudios que incluyen análisis de sangre, pruebas de imágenes, biopsias de órganos afectados y, sobre todo, pruebas de autoinmunidad. La más común es el ANA (anticuerpo antinuclear), considerado actualmente como criterio de entrada para aplicar los criterios diagnósticos del lupus con fines de investigación.



    No obstante, es importante destacar que un ANA positivo no implica necesariamente un diagnóstico de lupus, ya que entre el 10% y el 20% de la población sana puede tener ANA positivo a títulos bajos sin presentar la enfermedad. Por esta razón, siempre se debe realizar una evaluación médica especializada, idealmente por un reumatólogo, para determinar si hay evidencia suficiente para considerar un diagnóstico de lupus u otra enfermedad autoinmune.



    La detección temprana y un tratamiento adecuado son fundamentales para mejorar la calidad de vida del paciente, evitar complicaciones y preservar la función de los órganos afectados.